Santiago García-Clairac ha escrito este libro con una intención: “… que nos cure un poco, que nos ayude a comprender lo que ha pasado y que nos recuerde que, por cada ser maligno, hay diez seres humanos valientes, sensibles y generosos”.
El deseo que expresa el autor en la nota de este libro muestra el camino por el que trabajaremos esta lectura. “He pensado mucho en los niños durante la escritura de este libro. He intentado ser prudente y cuidadoso; he procurado no herir su sensibilidad y he evitado descripciones demasiado duras... Aunque durante el proceso he comprendido algo sobre ellos: si pueden ser protagonistas y testigos de un atentado brutal, también pueden ser lectores de una historia que, en última instancia es la suya”.
El autor ha querido colaborar en la tarea de suavizar la tristeza que nos ha quedado a todos escribiendo este libro desde la perspectiva de un niño. Y es que no podemos olvidar que los niños también estuvieron presentes aquel día.
Quizás parezca que no debieran enfrentarse a cuestiones tan duras pero la realidad es que sí lo hicieron, y tienen que comprender lo que pasó y sacar de ello lo único positivo: la fe en el ser humano. Hubo muchas bombas, mucho dolor y destrucción, pero también mucho amor desinteresado: una población entera volcada, ayudando, aunque fuera sólo con su pensamiento solidario.
Ese es el tema principal del libro: el 11-M vivido por un niño que, a pesar de perder a su madre, es capaz de ver más allá de su desgracia y emocionarse con la reacción de tantas personas buenas.
Tengo la sensación de que no será un libro aburrido.
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